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día 29 de Mayo recibimos en la oficina de turismo de Ubrique a
niños/as del colegio Reina Sofía, cuyas edades estaban comprendidas
entre los 8 y 9 años. Al frente de ellos iban sus profesores
Francisco Venegas y Mª Auxiliadora del Canto.
Esta
visita ha sido nuestra primera experiencia con niños/as, por lo que
nos encontrábamos con una presión añadida al nerviosismo con el
que habitualmente nos enfrentamos al recibir a los grupos de personas
que vienen a nuestra ciudad, debido a que nuestro lenguaje y nuestra
forma de actuar debía de ser diferente a cuando estamos trabajando
con adultos.
En
primer lugar, Manuel Castro les dio una breve charla sobre las
funciones de las oficinas de turismo, haciéndolo muy ameno, ya que
les hizo partícipes con preguntas, a las cuales respondían con gran
rapidez y acierto.
A
continuación comenzamos la ruta por el casco histórico, en la que
todos los componentes del grupo del taller de guías turísticos
colaboraron, dividiendo los diferentes hitos que se encuentran en el
trayecto, para que cada uno de nosotros expusiéramos los asignados.
Uno
de los momentos más divertidos del itinerario fue cuando mi
compañero Rubén Manzano, hizo una simulación de una tradición
denominada “Roña”, que antaño se llevaba a cabo en nuestra
localidad, y que consistía en que al término de un bautizo el
padrino del evento lanzaba en la puerta de la parroquia monedas, al
grito de todos los niños/as allí presentes de “¡Roña!”,
“¡Roña!”, y la chiquillería alborotada las recogía para
conseguir el máximo de dinero y poder así después comprar las
deseadas “chuches”. Así pues, el efecto que produjo dicha
simulación en nuestros pequeños/as acompañantes fue similar al que
en su día causó en aquellos chiquillos/as de entonces.
En
toda la ruta, este grupo tan especial e inteligente, estuvo
interviniendo con sus preguntas, sus respuestas a nuestras
cuestiones y con toda esa alegría y soltura que caracteriza esa
edad.
Una
vez terminada la guía, mis compañeros y yo coincidimos en nuestras
valoraciones al comentar que trabajar con niños/as es una
satisfacción inmensa, y que sólo su sonrisa es una de las
recompensas más grandes.
Isabel
Janeiro Rincón
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