El día 24 de abril, bien temprano, empezamos la ruta al Castillo de
Aznalmara. Como punto de partida tomamos el camino en uno de los
senderos que parten de la A-373 con destino al castillo. Creo que para
todas aquellas personas, al igual que yo, que nunca habían tenido
ocasión de verlo quedamos impactados en primer lugar con el paisaje, un
absoluto regalo para los sentidos, los colores, la luz, la profundidad
de las vaguadas y la frondosa vegetación e inigualable masa arbórea de
toda la zona hacen del enclave en sí un tesoro único que rodea al
castillo en lo más alto de una de dichas montañas. En mi opinión es una
ruta fácil hasta llegar a la falda del castillo, a partir de ahí se
torna algo más complicada (estribando esa complicación en el grado de
elevación del camino) para subir a un conjunto arquitectónico tan
valioso como todo el núcleo forestal y natural que lo rodea. En
cualquier caso una ruta apta para todo tipo de público.
 |
Camino hacia el Castillo de Aznalmara con un día nublado. |
Encontramos murallas, aljibes, ventanales y
huecos para introducir los cañones, "troneras", todo esto sólo nos hace
deducir que su origen es árabe pero en su posterior reconstrucción, que
podemos apreciar en los materiales y metodología de estructuración y
construcción, corresponden a época de la Guerra de la Independencia de
las Tropas Napoleónicas. Disfrutamos en todo momento de las
explicaciones tanto de Luis Iglesias como de Pepe Piñero, lo cual hace
crecer nuestro interés en conocer todo lo relativo a la historia tanto
como a la botánica en esta ruta, ambas cosas son enormemente especiales
en esta excursión. Después del desayuno bajamos la falda de loa montaña y
recorrimos los aledaños del río Tavizna disfrutando del paisaje y de
los diversos hitos fluviales, "la Zúa", el Pontón... etc. El recorrido
es bastante largo y angosto en esta última fase hasta llegar de nuevo a
al final del carril que nos lleva a los coches.
 |
Explicación en la falda del castillo por parte de Luis Iglesias y vemos como el día mejoró notablemente. |
En mi opinión, he de decir que la ruta,
aunque difícil, mereció la pena con creces tan sólo por estar ahí arriba
y respirar profundamente la esencia del aire, admirar la naturaleza y
quedarte con lo más intenso de su espíritu y la energía de aquellos que
vivieron allí a través del tiempo.
 |
Vista panorámica del castillo, su enclave y sus diferentes contrastes en luz y espacio. |
Gabriella Moreno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario